El dulce del cariño quisiera darte, cuando a guerra tus palabras me matan sin descanso, no crucifiques más mi alma, déjame paz que siento cansancio.
No me reproches lo que desconozco, no me juzgues sin amarme; por que si me juzgas al odiarme mañana podrías lamentarte.
No debemos olvidar jamás que en la guerra y el amor, nadie lleva la razón, cada quien ajusta su verdad sin medir consecuencias ni dolor.
Si te arrepientes de haberme conocido, no me lo digas a gritos, no fue mi culpa, sino de los dos habernos cruzado en el camino.
Amar no es un castigo, es un don de Dios, es un regalo merecido, dichoso los que saben amar y los que supieron vivirlo.
Si no puedes olvidarme no me condenes con tu karma, recuerda que también yo deseo olvidar lo que me mata.
Los vestigios de un amor, no son las ruinas del sentimiento, son la riqueza del corazón que te dice que me llevas dentro.
Un abrazo de mi alma quisiera darte, cuando lanzas tus misiles; para morir con tu dolor y darle paz a mí corazón.
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