Tu piel en mis manos era el terciopelo de caricias que palpabas en mis sueños
me convertías en tu ángel cada vez que idolatraba tu rostro.
Tus labios enredados en mis dedos era la dulzura que desprendían mis poros
me convertías en tu ángel cada vez que agritos me llamabas en silencio.
Tus besos en mi boca era tu vida que escapaba sigilosamente para amarme
me convertías en tu ángel para decirme como deseabas que te ame.
Tu cuerpo en mi cuerpo era el abrigo que arropaba el fuego de los deseos
me convertías en tu ángel para resucitarte de nuevo con mis besos.
Tu torso desnudo era valle de mi reposo, descanso de mis alas, aliento de mis antojos
me convertías en tu ángel para que volara siempre al ritmo de tus sueños.
Tu presencia a tiempo y a destiempo era la huella de un camino con vuelta y regreso
me convertiste en tu ángel para no olvidar jamás donde encontrar el manantial
que siempre me lleva a beber a tu cielo.
Prohibida la reproducción parcial o total del contenido inedito, sin autorizacion previa o expresa a su titular. Ley 599 de 2000 (Derechos de autor) Congreso de Colombia.
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