Llegaste y te hospedaste en mis días en cada correr de
ellos el sentimiento se alojaba en los sentidos, te convertiste en centinela de
mis noches compartiendo la esencia de nuestras almas, me dejabas el misterio de
tus emociones y una lectura en jeroglífico de tus sentimientos, los signos me confundían.
El correr del tiempo no se hacia esperar, como tampoco las bellas sensaciones
dejaban de aflorar; aun así el estupor de dos precavidos y prevenidos corazones
no dejaban vislumbrar las premisas de un sentimiento que factible se veía
llegar. Se asomo la pasión y se hospedó en la piel, la miel de mi cuerpo deseoso jamás se hacia esperar, jugamos con
los sueños del placer, asomándose poco a poco las ansias del querer. Un día me fui
con la libertad al ritmo de mis alas con tu recuerdo tallado en mi mente y otro día cualquiera volví, al mismo lugar de mi partida, donde te había dejado la
inscripción de mi piel y un hasta pronto convertido en volveré. Cuando tu
presencia se instauró supe que tus
sentimientos estaban servidos junto a los míos, bastaron unos segundos para
saber plenamente que estabas alojado
dentro de mi corazón, fue así como nuestros te quiero se posó en la alfombra de
la ilusión y la luz de estos ojos se iluminó con fascinación. No hay más que
decir son los argumentos del corazón.
Prohibida la reproducción parcial o total del contenido inedito, sin autorizacion previa o expresa a su titular. Ley 599 de 2000 (Derechos de autor) Congreso de Colombia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario