miércoles, 2 de marzo de 2011

Yo fuí tú LUNA y tú eras mí SOL

Un día cualquiera en el momento más inhóspito de la hora, Mi sol desapareció, las estrellas se llevó, de su corazón me arrancó, encontró un bello cometa que de amor encandiló. Mi cielo quedo tenue mis fuerzas amatorias claudicaron con su adiós. Torbellinos de nostalgias habitaban en mí. Cada atardecer lo esperaba para verlo ponerse sobre el horizonte servil. Desde lejos contemplaba su hermosa puesta, jugueteaba entre centellas y acrecentaba la luz de su amada cometa. Cuantas veces feliz LUNA fui a su lado, cuantas bellas noches los luceros me donó, para adornar mí firmamento con aquel amor que me entregó.
                                                                         
Yo fui su LUNA y el era mi SOL, su pasión guardada dejo dentro de mí, me regaló ilusiones, sueños y fantasías que por su desamor llegaron a su fin, no puedo arrancar sus centellas luminosas que  penetraron el corazón . Mí luz dependerá siempre de su existencia, su huella prendada a dejado en mí. Nuestra historia tuvo su fin. Pero acontecerá como es natural que cada atardecer nos veamos antes que pose su luminoso cuerpo en la mar, y así podamos recordar que: Un día de aquellos yo fui tu LUNA y tú eras mi SOL.

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