Un día de luz la gracia de mi alma se asomó al balcón de la vida.
Me sonrió la ilusión y un profundo respiro me dijo que vivía,
descubrí los colores y la luz del sol que me cubría.
Bajo el ímpetu del mar en sus aguas me bauticé.
En su sirena me convertí y me envió a disfrutar de
las sonrisas y los brazos del amor, que en madre y padre
con entrega y dedicación me hicieron su consentida.
El tiempo me enseño que la vida me sonreía,
La belleza y el carisma se posaron en mis días.
el amor me persiguió y algunas penas me dejó;
sin embargo su necesidad me legó convirtiéndome en amante de sus quereres,
los sueños y el dolor no era legados sin lección.
Un día de luz como hoy esta semilla germinó
le doy gracias a Dios por ser él, el primero que me amo.
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