Me
dejaste en medio de espinas, inmersa en la desilusión de unos besos que nunca fueron,
alojada en un te amo, que sonó a campanada de iglesia que retumbo y retumbo y
se desvaneció en la nada, se esfumo como encanto por tú parte aquel sentimiento, me quede con mi
amor dormida en el lumbral de los sueños, sin ganas de despertar y mirar el
mundo vacío que me dejaste, nunca es suficiente el amor para quien lo recibe, la
felicidad en lo inexistente cobra caro el tiquete de viaje a la realidad, pero quien gano no fue siempre el que dijo adiós;
aunque lo haga buscando su propia felicidad, me dejaste dormida sin ganas de
despertar a los recuerdos, a la belleza de un amor que te pertenecía, se quedo
adornando mi cuerpo como una primavera de soledad pero; aprendí que cuando se ama
se deja partir y aprendí que aunque se ame no siempre se es feliz. Cuando mi
sueño se agote quiero despertar mirando el horizonte con otra expectativa, sin
olvidar que no soy perfecta y que el príncipe
azul solo existe en los cuentos de hada, que nunca es tarde cuando se aprende y
que perdiendo también se gana, con la reflexión que la vida sigue, que contigo o sin ti el cielo puede ser bonito, que contigo o sin ti el amor nacerá en un
punto de la hora o en otro puerto, que la felicidad sigue invitándome a despertar como es natural, con las misma
ganas de amar y encontrar el complemento que necesito para sentirme realizada. Tu
adiós fue la enseñanza que viviendo se aprende a vivir y que fallando se
aprende a mejorar. Entre tanto dormida me quedo esperando; tal vez que me
despiertes con un beso, sin olvidar que si despierto, contigo o sin ti, seguiré
viviendo.
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